Cómo puedo mejorar mi listening en inglés

Cómo puedo mejorar mi listening en inglés ; Hablo inglés. Pero no lo entiendo. No, no se trata de una cita conocida, de una observación por parte de una persona famosa ni tampoco de un adagio proveniente de la sabiduría clásica. En realidad, el origen de esta frase es un tanto discutido. Porque no recuerdo a qué alumno o alumna se la escuché decir por primera vez al empezar una clase.

Pero la memoria no me falla a la hora de relatar la solución a este problema. Han sido tantas las ocasiones en las que me han pedido consejos al respecto que, cansado de usar la boca para repetirlos, haré trabajar mis dedos y dejarlos por escrito.

 Debilidades

Seguro que os suena el análisis DAFO, la conocida técnica empresarial que identifica debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades durante la planificación de la estrategia corporativa. En caso contrario, es el equivalente a repasar las cualidades positivas y negativas de dos chicos o chicas que te gustan antes de escoger pretendiente. Salvo, por supuesto, que practiques el poliamor.

Cuando comienzas o llevas un tiempo aprendiendo un idioma, debes realizar una valoración similar con las cuatro partes del idioma (gramática, capacidad auditiva, fluidez, vocabulario) con el fin de saber cuál se te da mejor y cuál peor para dedicar más recursos (es decir, esfuerzo) en esta última. En lo que al inglés atañe, ya os puedo adelantar dónde, por estadística, se encuentran las debilidades: la capacidad auditiva y la pronunciación/entonación.

El motivo de este hermanamiento de debilidades entre los alumnos se explica por la diferencia fonética entre el español y el inglés. El primero emplea cinco vocales para expresarse y el segundo, veinte. Si a esto le añadimos una serie de sonidos extra, veremos con mayor claridad la raíz del problema: nuestra lengua, como órgano móvil, no está entrenada para reproducir las citadas diferencias.

Tres cuartos de lo mismo sucede con los oídos. Pensad en la música; más o menos reconocemos los instrumentos que intervienen en una canción de rock. Nuestro cerebro identifica con rapidez tanto a las guitarras como a la batería, piano o teclado e, incluso, al olvidado bajo. Sin embargo, al escuchar música de Madagascar, el reconocimiento orquestal resultará más complejo, pues nunca antes hemos oído el sonido del kabosy, valinha o yembé. Así que los asociaremos a otros instrumentos parecidos, pero completamente distintos en cuanto a tonalidad. Justo lo que nos pasa con el sonido del inglés.

 Solución

 

Vamos a continuar con el ejemplo musical, puesto que me parece muy adecuado para el tema que concierne a este artículo. Esos instrumentos «raros» dejarán de serlo cuanto más nos acostumbremos a su sonido. En poco tiempo seremos no solo capaces de identificarlos sino, también, diferenciarlos de los que, al principio, sustituíamos en el cerebro. Es decir, sabremos cuándo tañe una guitarra (/e/) y cuándo un kabosy (/ə/).

Pero, ahora, pensad una cosa. ¿Cómo os resultaría más sencillo distinguir ambos instrumentos: escuchando sus diferencias una y otra vez en bucle o tocándolos? Porque aquí está la relación entre las dos debilidades que aparecen en el apartado 1: nos cuesta entender el idioma porque nos cuesta pronunciarlo.

La solución a los problemas de capacidad auditiva no consiste en ver películas o series en versión original ni oír música las 24 horas del día. Ayuda, claro, como escuchar distintos instrumentos musicales hasta identificar las sutilezas que los diferencian. Sin embargo, en ausencia de una participación activa y combinada de la lengua con el oído, el problema seguirá persistiendo. Y cierro este apartado con un ejemplo evidente de a lo que me refiero: ¿Nunca habéis imitado el no pronunciado por un inglés diciendo «nou»? Fijaos qué sencillo resulta cambiar nuestra vocal o por el fonema /əʊ/ cuando lo identificamos y repetimos.

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 Cómo mejorar el listening en inglés

 

Si os cuesta u os da vergüenza hablar en inglés, solo podréis mejorar vuestro listening de forma pasiva. Esto es, empapándoos de su sonido a través de cualquier medio audiovisual que se os ocurra. Antes he citado las películas, series y música. Podéis añadir la radio (a pesar de que su ritmo es mucho más rápido), los más modernos podcast, el teatro, audiolibros o sentaros en la barra de un pub y abrir bien los oídos. La manera de sacar el mayor partido a este sistema no participativo es mediante la atención constante a los sonidos que recibís. Como escuchar una melodía tratando de identificar las diferentes notas musicales que la componen.

Pero si optáis por mejorar vuestra capacidad auditiva de forma activa, encontraréis el éxito a través de la repetición constante de los sonidos. Con la música, tenéis que cantar. Con las películas o series, leer los subtítulos en voz alta, imitando la entonación y pronunciación de los actores o actrices. Y en los pubs, hablando con la gente. De hecho, conversar es la mejor manera de mejorar el listening en inglés.

No obstante, los lugares de ocio no siempre cuentan con voluntarios que os corrijan los errores. Para eso, necesitáis un profesor. Aquí es donde contáis con clases de conversación en inglés, bien presenciales o por teléfono. ¿Son diferentes? Lo cierto es que sí. Una es el precio; las primeras son más caras. Otra, la disponibilidad. Las segundas cuentan con mejor flexibilidad horaria. Y la última diferencia, al igual que la música, es que el teléfono trabaja en exclusiva con el sonido, aumentando la capacidad sensorial de los oídos, dejando a la lengua como única herramienta capaz de transmitir información.

Escoged la que más os guste, la que proporcione mayor comodidad o que mejor se adapte a vuestro tiempo. Eso sí, sea cual sea, recordad siempre este consejo: la repetición es el camino a la perfección.

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