Cómo enseñar ingles a los niños pequeños

Cómo enseñar ingles a los niños pequeños; El inglés no es el idioma del futuro, sino del presente. Las empresas lo saben. Tú lo sabes. Pero los niños… bueno, son niños y tienen otras motivaciones. Sin embargo, también tienen el cerebro más ágil para adquirir conocimientos, lo que les permite aprender un idioma con cierta seguridad. La cuestión es saber cómo hacerlo correctamente, un tema del que vamos a hablar en este artículo.

Qué es un niño-Enseñar ingles a los niños pequeños-.

A simple vista, el titular puede parecer una estupidez. Pero tiene una razón de ser: no es lo mismo un niño de 5 años que uno de 6 o de 14. Porque su desarrollo cognoscitivo es distinto. La capacidad de aprendizaje, aunque variable en edad, se desarrolla y consolida entre las edades de 6 y 13. Esto quiere decir que son capaces de entender secuencias y patrones que les permitan “retener” los conocimientos e integrar el sistematismo de la enseñanza.

Por tanto, la forma de enseñar inglés deberá ajustarse a la edad de los niños. Miguel de Unamuno, en su libro “Amor y pedagogía”, cuenta la historia de un padre obsesionado por convertir a su hijo en un genio aplicando los principios del krausismo. Las consecuencias tragicómicas de esta obra son una advertencia sobre los peligros de emplear sistemas avanzados de enseñanza cuando la edad no es la más propicia para hacerlo.

Tipos de niños según su forma de aprender

Al igual que la edad divide los contenidos de la enseñanza para niños, los métodos también categorizan a la infancia en cuatro tipos de aprendizaje:

Por el oído

Este tipo de niños responden mejor cuando la información proviene de una fuente oral. Si pensamos en la música, hay personas que han aprendido a tocar un instrumento oyendo música en lugar de asistir a clases.

Por la vista

En la cocina, hay platos que “nos entran por los ojos”. En la enseñanza para niños sucede lo mismo. La información percibida a través de textos o imágenes les permite entender y retener mejor lo que están aprendiendo.

Por el movimiento

Esta forma de aprendizaje es la llamada “enseñanza activa”, que incluye actividades físicas, juegos y todo tipo de sistemas en el que los niños participan y se involucran en la actividad realizada.

Por escrito

Un tipo de educación centrada en lectura de textos y ejercicios escritos de todo tipo.

ensenar-ingles-ninos-pequenosCómo enseñar inglés a los niños pequeños

Lo primero de todo es saber el tipo de niño según su forma de aprender (punto 2) con el que vamos a trabajar. No todos responden por igual a los sistemas de aprendizaje y suelen combinar varios de ellos. Pero siempre habrá una forma de aprender que les resulte más natural. Por ejemplo, la timidez les puede hacer menos receptivos a una enseñanza activa que se desarrolle en grupo y se sientan más cómodos con la enseñanza escrita. O, al revés; que el niño tenga un carácter extrovertido y sentarse delante de un libro de ejercicios le aburra.

Una vez identificadas sus fortalezas y debilidades, debemos potenciar la forma de aprendizaje mediante el empleo de cualquier técnica adecuada al sistema. De nada sirve forzarle a hacer algo que no le atraiga porque entonces generará un rechazo al contenido, creando barreras que se solidifiquen con el paso del tiempo. Recordad que un niño no es un adulto, por lo que su interés por aprender algo nuevo no se logrará despertar si lo asocia a una obligación.

Por otro lado, la capacidad de atención infantil es limitada. Ésta es otra de las diferencias con los adultos. Los niños permanecerán atentos a lo que estén haciendo durante un período de tiempo variable, pero breve. Una clase de una hora sin modificar el contenido de la misma logrará un impacto del 20 / 30% hasta que su atención se dirija hacia otro lado. En cierto modo, los niños son como los gatos; demuestran interés en algo para luego perderlo en un segundo e ignorarlo. Eso sí, los niños aguantan más que los felinos.

Cómo desarrollar y enseñar ingles a los niños pequeños

Una vez vista toda la parte de teoría, vamos con la práctica. Lo primero de todo es llamar su atención. Es decir, despertar su curiosidad e implicación por lo que van a aprender. Por ejemplo, en las edades preescolares, los niños generan un fuerte interés por cualquier tipo de actividad artística. Los colores y las formas son una excelente herramienta pedagógica con la que trabajar en esta etapa.

La educación adulta se centra en la presencia del profesor en la clase, encargándose de llevar la palabra durante la mayoría, si no toda, la duración de la lección. Este sistema es muy contraproducente en la enseñanza infantil, precisamente por los motivos explicados con anterioridad respecto al nivel de atención. Por tanto, en lugar de centrar la educación sobre el profesor, debemos hacerlo sobre el estudiante. Algunas escuelas han reemplazado la figura de guía del profesor por la de un entrenador personal, dejando que los niños desarrollen la clase mientras él o ella permanece en segundo plano como moderador.

En otros casos, se opta por centrar la educación en el contenido de la misma. Por regla general, este sistema es el que mejores resultados da, siempre y cuando los contenidos sean lo suficientemente atractivos para el alumno. La política nacional o el sistema económico asiático puede que no sean los temas más interesantes para los niños. Sin embargo, Harry Potter funciona de maravilla para promover su participación.

Cómo despertar el interés de los niños y enseñar ingles a los niños pequeños

Con independencia del tipo de niño según su aprendizaje o el sistema empleado para desarrollar las clases, hay tres elementos clave a seguir si queremos que los niños aprendan inglés:

Diversión

Aprender no tiene por qué ser aburrido. De hecho, en esta etapa, debe ser lo más entretenido posible. El tiempo vuela cuando lo estamos pasando bien. El interés, por el contrario, se queda en tierra. Así logramos mantener su atención durante toda la clase, además de crear una buena recepción por su parte cuando volvamos a verlos.

Juegos

Para trabajar ya están los adultos. Los niños prefieren jugar. Todo lo que suponga una obligación va a acabar mermando sus energías. Y eso que los niños parecen no cansarse nunca. Si orientamos ese derroche de adrenalina hacia algo lúdico-pedagógico, el rendimiento de la clase será mucho mayor. Aquí, la creatividad del profesor resulta fundamental, ya que cuenta con música, teatro y otras actividades similares con las que poder trabajar.

Nada de presión

De la misma manera que un tema poco adecuado va a conseguir aburrirles, la presión por aprender y dar resultados inmediatos les puede bloquear. Es recomendable dirigir la clase hacia su desarrollo que hacia un objetivo final. Que disfruten más del camino que de la meta.

Combinar los sistemas

Si nos centramos en un único sistema, corremos el riesgo de quemarlo. Además, a pesar de todo el entretenimiento, no nos olvidemos de que nuestro objetivo es que aprendan inglés. También sirve para que descansen y asienten lo aprendido.

Clases cortas

Para niños más pequeños, una clase de una hora puede suponer un suplicio. Se obtienen más resultados con 30 minutos bien estructurados.

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